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EL ESTADO MISTICO 85 lógica el Angélico afirma los espíritus en la fe. Por el fuego del amor San Buenaventura encadena los comzones, a fas sublimes esferas de la contempla– ción. «Leur mode d'action est divers le terme visé est une», ha dicho un admirador de ambos Docto– res ( 1). Sin embargo, ¿ no será ocasión de llorar con el bienaventurado Raimundo Lull, de que la filos,ofía del amor cuenta menos amigos que la filosofía de la ciencia? Permítasenos concluir diciendo : La escuela didác– tica tiene su más completa y bella expresión en San– to Tomás; la escuela contemplativa en San Buena– ventura. El Beato Belarmino consideró al Seráfico Maestro como a un doctor «amado de Dios y de los hombres». La mística debe estar apoyada por los teólogos ; pero los teólogos deben tener por aspira– ción la mística en la tierra y su complemento claro en el cielo (2). (1) P. Eusi;:m;: CLOP. Saint Bonaventure. (2) A nuestros jóvenes que deseen empaparse en el pen– samiento y vida de San Buenaventura, les recomendamos la Vida, escrita por el Padre Lemmens en alem:án y tra– ducida por el Padre Bernardo de Echa1ar, O. Ca;p. (1921). teniendo en cuenta las correcciones hechas al original por A. F. H., tomo III, 344-8. Si se quiere saber el mérito de 1la traducción, véase tomo XV, pág. 533. Saint Bonaventu– re, del Padre C!op, es también excelente; pero adolece de algunos defectos científicos (1922, París).

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