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84 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA miento, porque este conocimiento es concomitante. La esencia de la sabiduría y de la unión está en el amor y depende del amor que causa el gusto expe– r,mentcil. Diremos finalmente que el don de la sa~iduría en el estado místico causa un conoci-f1!iento que nun– ca engaña, porque es experimental, y que por él se hace auténtico el don del entendimiento y amplía maravillosamente las luces que éste proporciona ( 1). Puede y debe decirse que el don de la sabiduría comunica una cierta «infalibilidad de la presencia divina», pues como dice nuestro Doctor : «Intra se ¡habet cognitionem experimentae quae adeo dirigit et allicit, quod circa usum illius doni vix aut nun– quam habert error accidere.» Característica Demos aquí término a nuestra breve exposición. franciscana. Nuestra mística puede parodiar lo que Dante escri- bió del Seráfico Maestro : «El amor me ha hecho be– lla (2) .» San Buenaventura, como el poeta dice, es el «teólogo del amor», y nuestra mística la «mística del amor». ¿ Acaso puede ser otra cosa la mística? Santo Tomás triunfó sobre el terreno de la dog– mática. San Buenaventura ocupa en la mística un lugar que nadie le disputa, ni aun el mismo Santo Tomás. Por la fuerza, la claridad y el poder de la (1) Cognitio experimentalis de divina suavitate ampli– ficat cognitionem speculativam de divina veritate (III Sent. d. XXXIV, p. I, a. II, ad. 2 (775). (2) Parad. Cant. XII.
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