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Constitutivos del estado mís– tico. 80 INTRODUCCTON A LA l\USTICA FRANCISCANA Esta percepción es un abrazo de la facultad afec– tiva y un gozo experimental interior de la divinidad. Mas el estad,o místico tiene sus elementos consti– tutivos que no pueden ser ni la percepción mental ni la afectiva, separadamente: «Nunquam venit in con– templatione radius splendens quin etiam sit infla– mans ( 1) .» Luz y amor, forman dichos elementos de orden místico. Sin embargo, los fulgores de la contemplación de– pende más del amor, que el amor de los fulgores contemplativos. En la categoría de los elementos cons– titutivos lleva el primer lugar la parte afectiva: «Quia ad illos fulgores non potest pervenire nisi per amoren.:i> Aunque en la contemplación ocurran aquellas «su– per explendentes iluminaciones y excesos superna– turales dichos, durante ciertos períodos permanece el alma en tinieblas, «ascendens in calligine». San Buenaventura llama a estas tinieblas: «nocturna et deliciosa illuminatio». En este sublime estado aunque la inteligencia se pierde en la calígine mística y en las tinieblas de la noche obscura, porque la inteli– gencia ya no puede operar más, porque la contem– plación sobrepasa toda investigación natural; sin em– bargo, aun entonces el amor ilumina (2), porque el (1) Collat in E:cameron, XX, 11. 12. (2) Dicitur tenebra quia intellectus non capit et tamen anima summe illustratur. «Es ,la docta ignorancia de que habla el Seráfico.» (In E.'rameroii, col. II, n. 32.)

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