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EL ESTADO MISTICO 75 para recibir.. .. obedeciendo el movimiento del Espíri– tu Santo. Esto ocurre lo mismo en el estado místico en sus dos modos, activo y pasivo, que en los dos es– tados espirituales ascético y místico. Propiamente los dones se dejan sentir en la vida mística «por su función para facilitar el ejercicio de las virtudes he– roicas» y por su concurso en los fenómenos pasivos sobrenaturales y en los éxtasis, elevaciones, hablas y revelaciones, etc. Cuando se dice, pues, que en el pensamiento de San Buenaventura la contemplUJción mística es la condictón de la perfección, debe enten– derse de la perfección superabundantiae, llevada a ca– bo por medio de estos dones que facilitan los actos heroicos de virtud. Otra fórmula en nuestra mística se expresa di– ciendo: «No est contemplativa anima sine deriderio vivaci ( 1) .» El tema de la licitud de los deseos de contemplación y unión mística queda resuelto con estas palabras. Dicho tema es realmente interesante. Los que admi– ten la relación necesaria entre contemplación infusa y perfección, argumentan lógicamente diciendo ,que siendo la contemplación medio ordinario de perf ec– ción, el deseo de las gracias de contemplación es más que lícito, un deber. Muchos, empero, niegan no solo el deber, sino aun la licitud de tales deseos por el pe– ligro que entrañan las gracias extraordinarias del es– tado místico. Dejemos a un lado la polémica para (1) Collation in Examcr. XXII, 11. 29. La licitud de los deseos de c.onteinplación.
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