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La contem– plación infusa es gracia ex– traordinaria. 66 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA rio y de la promesa formalmente hecha por el Se– ñor. ¿ Dónde consta esta promesa en la cuestión que debatimos? «Divisiones enim sunt gratiarum idem autem spiritus dividens singulis prout vult ( 1) .» Añadamos que si la gracia a la contemplación no es milamosa, sí es extraord1,naria . .. ; que el valor dispositivo de los ejercicios y prácticas de la vida ascética anterior no está de condigno unido a la vida mística ni a la contemplación, sino al mérito futuro. No empecé esto para que se admita cierta con– dignidad. La estructura interna de la gracia no es tal, que la una necesariamente dependa de la otra ; pero puede Dios atender a la fidelidad para recom– pensarla con la gracia de la contemplación. Puede Dios anticipar los favores místicos sin que se vea precisado a esperar la etapa preparatoria. Una cosa es pues que la conducta de las almas deba ser lógica, preparándose para los grados superiores por los inferiores, y otra .cosa el decir que Dios debe inter– venir lógicamente siguiendo el proceder de las almas. Siendo la contemplación gracia extraordinaria, ca– be perfección ordinairia sin ella; de suerte que no debe considerarse la contemplación como un medio ordinario de perfección (2). Todavía iremos más (1) I Cor., 12, 4. ,(2) Este es el punto más agudo e interesante en que intervienen hoy las diversas escuelas místicas modernas. No citamos contradicciones ni hacemos polémica, porque este estudio es expositivo de la doctrina de San Buenaventura, y nó polémico.
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