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No hay so– lución de con– tinuidad en los estados ascéti– co y místico pero h¡zy dis– tinción. 64 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA contemplación, una que da Dios a quien quiere y como quiere (infusa) y otra adquirida con el auxi– lio de Dios (activa). Pero ninguna de ellas es gra– cia milagrosa ni debe confundirse con la gracia del éxtasis, revelación, hablas, etc. El Seráfico Doctor llama al don de la fe ( vida de fe), «gratia comunis». Al don de la contemplación ( vida de perfección), «gratia excellentiae», al don de visiones, etc., «gratia specialis», y finalmente al don de la visión clara en el cielo, «gratia consum– mationis» ( 1). La vida de la fe se desarrolla por la meditación. La vida perfecta por medio de la contemplación. La vida especial milagrosa por medio de gracias gratis datas. La vida del cielo por medio del lumen groriae. Aunque hemos dicho que según el Seráfico Maes– tro no se admite solución de continu,idad en la eco– nomía de la gracia desde la primera hasta la últi– ma, ni por tanto separación entre la vida ascética, la mística, sino una evolución de la fe que va de cla– ridad en claridad, no obstante no parece que esto autorice como creen algunos, para decir que no hay distinción esencial entre una vida menos perfecta y otra más perfecta; es decir: entre la ascética y· la mística. J;,a aurora sigue a la noche y la claridad del sol sigue a la aurora sin solución de continuidad ; pero la noche, la aurora y la claridad solar son cosas· distintas. (1) II Sent. D. XXII, art. 2, q. III, (545).
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