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DE LA CONTEMPLACION 55 No es, empero, gracia milagrosa de las que se lla– man gratis da.tas, aunque Dios no la concede sino a espíritus privilegiados y como recompensa a gran– des servicios. Santa Teresa de Jesús en el capítulo XXVIII de su Vida, núm. 12, trae un pasaje que puede ilustrar nuestra tesis : «Mas como había personas muy san– tas en este lugar y yo en su comparación una perdi– ción y no las llevaba Dios por este ca,mino. . . ( de la contemplación con visiones). En el capítulo XXX:-16 habla de la grandísima merced que hace Dios cuan– do tiene atado este loco (entendimiento) en perfecta contemplación. Luego parece admitir otra más imperfecta. En el cap. XXI, núm. 18, añade: «Creo se engañan mu– chas almas que quieren volar antes que Dios les dé alas . .. » No las crían, pues ellas, y por otra parte dice «que se las dará el Señor a quien se porte ... » En el capítulo XXXIV, hablando de un religioso que debe ser el Padre García de Toledo, O. P., es– cribe que en poco tiempo progresó mucho y ten,í,a mu,cha experiencia de cosas de espíritu, «que éstos son dones que da Dios cuando quiere y como quie– re, ni va en el tiempo ni en los servicios», no digo que no hace esto mucho, mas que muchas vece 9 no da el Señor en veinte años la contemp~ación que a otros da en uno... » Todo esto es de Santa Teresa de Jesús. De lo cual es fácil deducir lo siguiente: o el hom– bre no puede alcanzar por sí ni aun con gracias or– dinarias la contemplación, o existen dos especies. de I.a infusa no es gracia mi• lagrosa.
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