BCCCAP00000000000000000000169

DE LA CONTEMPLACION 61 tico) scilicet in castis, castioribus et castissimis sus– ceptionibus ( 1) . . . ½ª colación donde esto enseña nuestro Doctor es una exposición del estado místi– co y parece claro que no habla de un solo modo de iluminación, contemplación o jerarquización. El mis– mo Padre Efren admite que «Le docteur seraphi– que y traite exprofeso de la contemplation mystique.» Lo que extraña sobremanera es que los mismos doctores que niegan la contemplación adquirida y que en toda contemplación mística ven lo infuso y pasivo, digan luego que para la vida mística no hace falta vocación especial) que todo el que quiere puede aspirar y llegar a ella y a las alturas ele la contem– plación. Francamente ignoramos si es esa la mística fran– ciscana, según San Buenaventura. El que el Santo diga que la vida mística se brinda a todos, que ella depende de nuestra voluntad en cuanto es una aspi– ración) no creemos permita afirmar que se pueda· practicar sin vocación especial. . . y que sin esta gra– cia ele especia:! vocación se puede pretender remon– tarse a las elevaciones de la contemplación infusa ... San Buenaventura dice: «Oportet ergo quocl horno qui sic per contemplationem in Deum vult ascendere, etc.»; este vult no define nada para el caso., Es como si dijésemos: todo hombre que quiera aceptar la vida religiosa debe hacer esto y lo otro. ¿ Quiere eso decir que la vida religiosa debe abrazarse sin vocación.? (1) Ibídem, núm. 27. Una. e:x:tt·añe– za notable. Vo– cación especial.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz