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La opinión contraria. 50 INTRODUCCION A I;A MISTICA FRANCISCANA bles al alma en el campo místico o en un grado su– perior de vida espiritual ; b) que por medio de ellos se •realizan en el éxtasis y unión con Cristo las per– cepciones divinas. El alma, incapacitada para tan al– tas percepciones en la vida vulgar, al recuperar la practicabilidad de tales sentidos místicos, está pre– parada para los excesos espirituales. . . «disponitus anima ad mentales excessus». En la Colación III, explicando la visión de Daniel enseña también la misma doctrina: «nisi enim ver'– bum sonet in aure cordis, splendor luceat in oculo, vapor et emanatio Omnipotentis sit in olfato, suavitas in gustu et sempiternitas impleat animam, non est horno aptus ad intelligendas visiones ( 1) ». Algunos quieren decir que estos sentidos en el pensamiento del Seráfico no son otra cosa que el uso de las gracias, la utilización de ellas en los actos que tienen por objeto a Dios, y que da el nombre de sentidos por analogía, no porque realmente sean ór– ganos sobrenaturaTes de percepción distintos de los principios infusos en la vida sobrenatural. Esta es una explicación de los que no admiten la necesidad de dichos órganos ; pero no prueba lo que ellos pre– tenden defender. Es demasiado terminante la fra– seología que usa el Seráfico para que demos otro sig– nificado que el natural de las palabras siquiera en gracia a la repetición y constancia con que el Seráfico emplea dichos términos, con distintiva cla- (1) Núm. 22.