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CONCLUSIONES DE LA ESCUELA FRANCISCANA 49 tos sentidos, que no los advierte quien vive fuera de este ejercicio teologal. No es que sean reaJmente sentidos «univoce», que esto nadie admite ; no que sean scnttdos como los del cuerpo con una organización y morfologia física; si– no «analogice» en cuanto envuelve una: semejanza en razón de percepcióii, pues de algún modo han de ex1)resarse las cosas y percibirse los gustos, las vo– ces, los tactos y las iluminaciones superiores en el fenómeno místico. El Seráfico Doctor añade: «Quib_us sensibus re– cuperatis, dum sponsum suum videt et audit, odo– ratur, gustat et amp.Zectitur décantate potest tamquam sponsa canticum canticorum ( 1) .» Y repitiendo que la experiencia mística más está en el afecto que en la consideración racional, sigue el Seráfico Maestro con nueva claridad su tema de los sentidos: In hoc namque gradu «reparatis sensibus» interioribus ad .sentiendum summe pulchrum, audiendum summe har– monicum, odorandum summe odoriferum, degusta,n– dum summe suave, aprehendendum summe delecta– bile, disponitur anima ad mentales excessus, scilicet per devotionem, admirationem et .exultationem (2) ». De la teología de San Buenaventura se desprenden, pues, dos cosas: a) que los sentidos espíritus, ya que se reparan o recuperan, no son casi perceptibles en el bajo nivel de la vida espiritual y que se hacen advertí~. (1) Ibídem. (2) L. c. 4 En qué acep– ción se llaman sentidos. ' Deducciones ele esta conclu– sión.
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