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48 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA Teólogos modernos han creído innecesaria la teo– ría de los sentidos místicos, y lamentamos tener que ponernos en frente de algún escritor hermano, de competencia reconocida, y que se suma a los ,teólo– gos de oposición, tal vez creyendo que llevan mejor camino para explicar la mística franciscana. En esta exposición quisiéramos reflejar fielmente, como es nuestro vropósito, el sentir de San Bue– naventura, que en una multitud de lugares parece mencionar dichos sentidos m,ísticos como medios instrumentales de percepciones místicas; v. ,gr.: las visiones) locuciones, y tactos, gusto'S, etc. «Sensus spirituales dicunt percepciones nientales circe verita– tem contemplativam.» A ese estilo dice en el I tine– ra,rium mentis in Deum, que el alma «perfidem recu– perat spiritualem auditum et visum: Auditum ad suscipiendum Chris,ti siermonem; visum ad conside– randum illius lucís splendorem; dum autem spe sus– pirat ad suscipiendum Verbum inspiratum, per desi– derium et affectum recuperat spiritualem olfatum. Dum caritate complectitur verbum incarnatum ut suscipiens ab ipso deleitationem, et ut transiens m illiud per extaticum amorem, recuperet gustum et tactum (2) .» De suerte que el ejercicio de las tres virtudes teo– logales en el estado perfectivo o místico y el ejerci– cio de los dones, ponen al alma en posesión de es- ( 1) Brevil., cap. VI. (2) ltinerarium, cap. IV, núm. 3.
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