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CONCLUSIONES DE LA ESCUELA FRANCISCANA 45 se hace por el don de consejo, y lo segundo por el de entendimiiento. Debemos perfeccionarnos por el acercamiento y unión a lo Sumo) y esto se realiza por el don dé sabiduría. Estos dones que siempre están en el alma en gra– cia, porque los infunde la gracia santificante, apare– cen como dormidos durante las primeras fases de la vida espiritual; pero se despiertan y actúan viva– mente a medida que el alma se va purificando y ca– pacitándose por los ejercicios propios de los do– nes. Así se dice que el predominio de los done 1 s en la vida constituye la vida mística, mi,entras que el predominio de las simples virtudes y hábitos cons– tituye la ascética. Como para la integridad de la perfección se pre– cisa el recessus perfectus a malo, y el perfectus pro– cessus in bono, et perfectus status in optimo, se re– quiere para su realización otro linaje de hábitos que se llaman beatitudines o «hábitos de las bienaven– turanzas». Según San Buenaventura, estos no su– ponen nu.evos hábitos distintos de los de las vir– tudes teologales y de los dones, sino que condi– cen un estado de posesión espiritual y de uso de espirituales especulaciones ; es lo que decimos la práctica ele las bienaventuranzas, predicadas por Jesucristo. El Seráfico Maestro explica esta doctri– na en el capítulo VI del Breviloquium, en concor– dancia con otros lugares de sus libros, pero cita– mos es.ta obra por tenerla más a la mano. En el pen– samiento de San Buenaventura las bienaventuras Despertar de los dones. Beatitudines;
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