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BASES DE LA MISTICA FRANCISCANA 41 tudes dichas, como poderosos instrumentos de acción espiritual, cuanto más se;1, actúan más se perfeccio– nan, y según se van perfeccionando ellas, va el al– ma capacitándose para el estado místico transfor– mándose mejor ( 1). De modo, cabe decir con San Buenaventnra, que el espiritual edificio se funda en la fe, se levanta en la esperanza y se consume en la caridad. La última base que queremos establecer como ga– rantía de nuestra mística, según el seráfico Doctor, se formula así: «la caridad es la fuerza más uniti– va», y por ende el elemento más místico, más im– portante. En todo el proceso espiritual debe darse preponderancia al elemento caridad (2). De ahí aquella máxima de profunda teología: «res– pectu objecti increati nobilior est modus apprehen– dendi per modum tactus et amplexus quam per mo– dum visus et intuitus», la cuc1,l máxima se lee lo mismo en el tercer libro de las Sentencias, que en el Jtinerariuni, que en De Reductione Artiuni (3). Aunque San Buenaventura atribuye a la graciru que obra en el interior el triple efecto jerÓ!r– quicos, purificación (vía purgativa), iluminación (1) Virtutes theologicae cum habeant objectum increa– tum tanto perfectiores sunt quanto magis intime illi uniunt et conjungunt, III Sent, d. XXVII, art. II, ad. 6 (604). (2) Caritas inter virtutes theologales est maxime uni– tiva et ideo actus ejus maxime facit homines deiformes. L. c. (3) ÍII Sent. d. XXVII arts. II ad VI. Brevil., c. IV, De Reduct. art., núm. 25. La caridacl, la fuerza más uni– tiva.

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