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Bases de nues– tra mistica. La fe. 56 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA amor; que Jesucristo es antes que nada, y que todo se encamina a El. De modo que aunque Adán no hubiese pecado, el Verbo se hubiera encarnádo co– mo cabeza gloriosa de la humanidad y glorificadora de ella. Aun respecto a la creación podemos decir que aun– que admitamos con Escoto que Dios quiso rationa– liter immo «rationabilissime» et «ordenatissime», la creación, sin embargo el acto de la inteligencia es primum actum Dei immanentem, respectu factibi– lium causam quidem, sed non princip,(J)lem. Haec enim est volutas Dei ... Es decir, que el acto de la in– teligencia es causa de las cosas hechas, pero no causa principal, pues ésta radica en la voluntad de Dios ( 1). Hay otros motivos diferenciales entre nuestra doc– trina básica del ejercicio místico y la de otras es– cuelas. Nos referimos a la naturaleza de los mis– mos elementos o factores del orden sobrenatural, a saber : los dones, pero de ellos se hablará en ocasión oportuna. Establezcamos ahora las bases de la mística bona– venturiana. Como principio inconcuso de la vida espiritual, debemos asentar que las virtudes teologales y la gra– cia son las que encienden e iluminan el campo mís– tico. El estado místico es la suprema eclosión en el ejercicio de estas virtudes y de esta gracia en la vi- (1) Cfr. P.. LoNGPR~. Le philosophie di. B. Duns Scoto, pág. 59, París 1924.

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