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54 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA Juntad sobre la inteligencia. El concepto mismo so– bre el conocimiento o acerca de la teoría del cono– cimiento, tiene una formal diferenciación en nues– tros teólogos. Así el Padre Mainer, O. P., estudia la teoría de Juan Rochelle, O. M. (t 1245), acerca del conocimiento, y el Padre Partenio Minges lo com– bate, porque cada oual se pone en su respectivo pun– to de vista. . . La escuela tomista es más aristotélica y la franciscana más platónica. El mismo Rogelio Bacon es diferente que Santo Tomás respecto a la autoridad de Aristóteles. Bacón desconfía de la ra– zón humana ; era a manera de un tradicionalista a pesar de su talento. Consideraba la autoridad divina como la única fuente segura de conocimiento. A la filosofía la mira como simple instrumentum tmdi– tionis. Profesando gran veneración al Estagirita, no fué aristotélico. Como de él, puede pensarse respec– to a otros teólogos. De ahí brotaron aquellas dife– rencias de esouela que tanta literatura han produci– do. Debemos recordar aquí que por esta diferencia– ción «del punto de vista», son muchas las opinio– nes en que se contraponen las escuelas teológicas. A Escoto se le consideró injustamente rival del An– gélico; antes que Escoto combatieron muchos pun– tos de Santo Tomás otros Franciscanos, como Juan Pekan, Mateo de Aguasparta y aun las Universida– des de París y la Oxoniense. Más todavía: hasta el mismo Kilwardly, O. P., Arzobispo de Cantorbe– ry, se puso frente al Angélico en ciertas teorías eh que le combatían los Franciscanos. . . Por eso ha
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