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INFLUENCIA EN STA. TERESA Y S. JUAN DE LA CRUZ 189 Si analizamos la doctrina teresiana, nada más so– meramente, veremos que su doctrina sobre la «verdad en la humildad», arranca de San Buenaventura, que tiene bellamente tratado este punto en una de sus 1,obras ( 1), donde dice: «Cogitatio repugnans veri,– tati necesse est ut repugnet virtuti.» Sin embargo, juzgamos que se ha abusado ele la frase «la humil– dad es la verdad», porque ¿ qué es esa verdad? En el Camino de la perfección (2) escribe: «Es de gran humildad verse condenada y callar.» «El verdadero humilde ha de desear con verdad ser tenido en poco y perseguido y condenado sin culpa, aun en cosas grandes.» «Nunca oí cosa mala de mí que no viese quedaban cortos ( n. 0 3) .» «Nunca nos culpan sin culpa, y sería mentira decir que no tenemos pecado ( n. 0 4) .» Así debe explicarse lo que dice en Mora– da (3): «Humildad es andar en verdad.» Respecto a otros puntos teresianos, digamos tam– bién que el Camino .de perfección, cap. XXIX, nú– mero 8, parece tomado de San Buenaventura: «Con– templatio fit per gratiam et tamen juvat indus– tria (4) .» Aunque no leyese esto en el originail, pudo haberlo leído en algún traslado. La doctrina sobre la suspensión de potencias en la contemplación ( 5) es del Seráfico cuando afir- (1) Qitaestiones disputatae de perfect. Evang., q. I. (2) XV. (3) Morada 6, cap. X, n.º 7. (4) In fürameron, Collatio II, n.º 30. (5) Camino de perf., caps. XXV y XXX. Sobre h.utnil– dad 7 contem.• plación,
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