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INFLUENCIA EN STA. TERESA Y S. JUAN DE LA CRUZ 185 nuestros libros. Primeramente débese tener en cuen– ta la influencia de San Pedro de Alcántara, de cuyo libro de Oración y Meditación ya hemos ha– blado. Santa Teresa tenía de este insigne místico franciscano la mayor estimación. Véase el admira– ble elogio que de él hace en el capítulo XXVII de la Vida. El la aseguró en la oración que llevaba con tantas contradicciones de otros. El la fijó en la idea de la reforma que había proyectado, y cuando murió se le apareció milagrosamente para manifes– tarle su gloria, no una sola vez, sino· varias, como así escribe ella misma en el capítulo XXXVI de la Vida (n. 0 20). San Pedro ele Alcántara había nacido en 1499 en Alcántara ele Extremaclura y murió el 18 de octubre ele 1562 en Arenas, provincia ele Avila. Atribúyese a él la frase de que Avila encerraba' tres santas a la vez: la Madre Teresa, María Díaz de Vivar y Ca– talina Dávila, de noble familia ( 1). Antes de co– menzar la reforma consultó con él,- y fray Pedro fué a Avila y le indicó cómo había de redactarse la pe– tición al Reverendísimo Padre Nicolás Ondet (2). En el capítulo XXXVI vuelve Fray Pedro a ofre– cerle ayuda definitiva para que el obispo de Avila aceptase la reforma, y el primer convento. «Fué el que lo hizo todo», dice la Santa. Toda la vida teresiana parece despué,s un reflejo (1) Vida, cap. XXVII, ri. 0 17, nota. (2) Cap. XXXII, n.º 13, nota. Doctrina se• ráfica de Santa Teresa.

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