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CAPITULO III INFLUENCIA EN LOS «EJERCICIOS» DE SAN IGNACIO Hay que descubrirse ante el autor de los Ejer- ~lsoldadohe– cicios Espirituales, Iñigo de Loyola, nacido en Gui- rid0 - púzcoa en 1491 y hombre actuante en pleno siglo XVI al frente de una Compañía de Jesús. El soldado herido en Pamplona y aleccionado por las vidas de los Santos durante su dolencia, se en– camina luego de curado al monasterio de Montse– rrat y depone allí sus arneses materiales, se desnuda de las ricas vestiduras, y pobre y peregrino empie– za la caballería espiritual, después de pasar la noche en vela, como buen caballero. Peregrino en Man– resa, se alimenta de pan y agua, y de tal modo se pone en tren de penitencias, que varias veces se le tuvo por muerto. En efecto, debió morir el hombre viejo para que renaciese el hombre nuevo de la gra– cia. Durante sus contemplaciones en la cueva de Manresa, vió y supo cosas harto arcanas y peregri– nas que le movieron a prepararse para un aposto– lado universal. Mientras estudiaba en París, trabó amistad con Lefebre y convirtió a Javier y se rodeó