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14 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA exacta, pero elogiosa, para el maestro dominicano. Catalina de Sena, San Vicente Ferrer, Enrique Susón, pertenecen al mismo grupo religioso. El H o– rologium, aeternae sapientiae del último de los men– tados místicos se editó en Pa:rís en 1799 ( 1) por Echard. Es un teólogo místico eminente Tomás de Vallgorneras, cuyas obras reeditó en 1890-91 el ma– logrado Padre Joaquín José Berthier ( t dic. 1924). Dominicos fueron igualmente Nicolás de Argento– rato, Rube, el maestro Ekkehard y otros bien co– nocidos por los especialistas. Los Carmelitas pueden gloriarse con los «dio– ses mayores» de la mística, con los dos soles San Juan de la Cruz, «el místico de la nada», y Santa Teresa de Jesús, «magistra spiritualium», como aca– ba de Uamársele en Roma. El Padre Claudia de Jesús Crucificado publicó en 1924 Estudios niísticos, sobre el valor de los escritos de esta seráfica doctora, trabajo premiado en el Cer– tamen Teresiano de Avila, con muchísima más razón que el del Padre Hahn en Salamanca en 1883 (2). Las obras de ambos místicos han sido reeditadas con trabajos críticos por los Padres Silverio y Ge– rardo, O. C. (Burgos 1915 y Toledo 1912.) Los .Jl.esuítas, fuera del fundador que aparece sin duda místico práctico en el estado en que lo descri- (1) Scrip O. P. (2) El trabajo del Padre Hahn, premiado en Salaman– ca, fué condenado en 1885 por la Sagrada Congregación.
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