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LOS MISTICOS DEL SIGLO XV EN ADELANTE 153 En el fondo de cada místico franciscano hay una visión de Jesús Crucificado, aprendido del Seráfico fundador. Fué Francisco aquel varón envidiable y envidiado que aparece en la Imitación de Cristo, al cual el Verbo humanado habló y enseñó por sí mis– mo. Nada quiere saber ni gloriarse más que en el amor de la cruz. Con muchísima razón San Fran– cisco de Sales lo señalaba como director y guía, por maestro y protector, por modelo y molde de las al– mas enamoradas del amor divino.. Estas palabras del gran autor del Tratado del amor de Diois, fue-. ron realmente proféticas, y pocos años después, el mismo Corazón de Jesús presenta este modelo a la bienaventurada Margarita Alacoque: «En fa fiesta de San Francisco, Nuestro Señor me mostró en la oración a aquel gran Santo rodeado de una luz y es– plendor incomprensibles, levantado a un grado emi– nente de gloria, muy por encima de los demás san– tos, a causa del gran parecido que había logrado con la vida de nuestro divino Salvador y del amor que había tenido a la Sagrada Pasión. El divino Es– poso de mi alma, como prenda de su divino amor, me dió a San Francisco por guía y conductor en las penas y padecimientos que me habían de sobre– venir. Esto acontecía el 4 de octubre de 1673. Bien se declara, pues, que la mística de sus hijos había de fundarse en la Pasión de Cristo: amor y dolor.

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