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LOS MISTICOS DEL SIGLO XV EN ADELANTE 145 amor revelan en él un alma poseída de entusiasmo religioso y de la ternura mística (Hist. de la Lit. Españ., I, pág. 128). Menéndez y Pelayo dijo bien que los libros más clásicos y bellos acerca del amor de Dios durante el siglo xvr son debidos a las plumas de los frailes me– nores. Este libro de Fray Diego de Estella es una de las pruebas. Sus Meditaciones son «un braserillo de encendi– dos afectos, cuyo poder y eficacia para la oración reconoció y ponderó San Francisco de Sales». (M. y Pelayo. Ideas estéticas, II, pág. 143.) Ricardo de León añadió que constituyen un flo– rilegio teológico, una filosofía del amor, obra a la vez de ciencia y arte de poesía y piedad, un breviario para todas las almas, engarzando en los puntos de la pluma los más finos diamantes». Lo notable es que lo mismo que en La vanidad, no alega otras autoridades que las de la Escritura, me– nos una vez que cita a San Agustín en la Medita– _ción XIV y otra que alega un sabio gentil, sin decir quién es (XIX). El Padre Estella no escribió el tratado de Vanidad para los místicos, pero sirve para todos. Conocía la mística, y en las Enarraciones trata largamente de las excelencias de la contemplación. La primera edición de Meditaciones salió en Sa– lamanca, donde él hizo los estudios, y se imprimió en 1576. La última es la de 1920. Tiene además ,otras obras, entre ellas De ratione concfonandi, que
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