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138 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA pequeños de oración que ahora se tratan mucho de romance, ,porque como quien lo había ejercitado es– cribió harto provechosamente para los que la tie– nen.» En la nota, el editor Padre Silverio de Santa Te– resa ( 1) dice: «Refiérese al Tratado de oración y meditación atribuído por algunos a San Pedro de Alcántara». En el libro de las Moradas (2) refiere la Santa que una duda la alegaron con cierto libro del santo Fray Pedro de Alcántara; y vuelve el anotador a escribir: es el Tratado de oración y me– ditación. El señor Sánchez Moque!, catedrático de Lengua y Literatura neolatina en la Universidad Central de Madrid, dice: «Que usaba los Tratados de oración y meditación de San Pedro de Alcántara y Fray Luis de Granada ( 3) .» Consta, en efecto, en el capítulo XXVII de Las fundaciones ( 4) : «que por los libros de Fray Luis de Granada y de Fray Pedro de Alcántara se gobernaban», en la fun– dación de Villanueva de la Jara, que se hizo en 1580. No sé cómo puede compaginarse esto con lo que es notorio de que las obras del Padre Granada fueron prohibidas en 1559 por el Inquisidor don Fernando de Valdés. La Santa ,pudo haber leído al Padre Granada antes de esta fecha, pero que usaran en (1) Edic. de Burgos, 1922. (2) 4.º cap. III. (3) El lenguaje de Santa Teresa, pág. 29, edíc. Ma– drid, 1915. (4) N.º 41, edición Burgos, 1922.
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