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-81- tuam.» (1) Mas, temeroso de volver a caer en el Jodo de que se babia levantado, pide alas de pa– loma para volar y descansar. (2) Otro hombre. extraordinario, el Apóstol de Andalucía, llamado por León XIII: Alter Jacobus, el Beato Diego José de Cádiz, elevado al honor de los altares, se queja repetidas veces, en sus admirables Cartas de Conciencia, de verse cruelmente azotado por la furia de sus pasiones. (3) No aduciré más he– chos., porque esta es la historia de la humanidad. El hombre, mal de su grado, no es más que un montón de ruinas, un saco de miserias que ne– va consigo desde la cuna hasta el sepulcro. Unánse a esto los tres enemigos del alma,. mundo, demonio y carne, que de mil modos nos excitan y halagan para que corramos sin freno por los anchos campos vedados por la Religión, y se tendrá una idea clara del riesgo en que vi– vimos de perdernos. Por desgracia, son muchos los que van por la senda del vicio, didendo co– mo aquellos insensatos de que habla Isaías: «Comamos y bebamos, coronémonos de rosas, que mañana moriremos.» (4) En cambio, son (1) Pslm. L. 2. (2) L. IV, 7. (3) Cartas de Conciencia del Beato Diego a su Director. Sevilla, 1904. (4-) Isa. XXII, 13.

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