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-39- tísticas en estatuas, pinturas, telas y orfebrerías, por que no acabaríamos nunca. Entonces el Ejército y la Marina se consideraban como soldados de Cris– to, y hacían a España una gran potencia europea, no regateando puestos, sino por derecho propio. Pues bien; este gran Imperio coloniti1l vino abajo, como castillo de naipes, en pocos años. La Monarquía quedó destronada, perdimos lo mejor de nuestras Colonias, las Ordenes religiosas fueron perseguidas y exclaustradas, la Iglesia mermada en sus intereses, el Ejército casi deshecho, la Marina hundida en Tras– falgar, y, para colmo de desdichas, el suelo patrio, desde Covadonga a Conil, hollado por tas huestes napoleónicas; y si al fin y al cabo fueron derrotadas en Bailén y arrojadas de ta Patria, fué a costa de in– mensos sacrificios, y dejándola sumida en un mar de lágrimas y de sangre.»

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