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-17- res. Con su leche le dió aquella santísima san– gre que con tanta misericordia derramó por nosotros. Por esto se dijo: Beatus venter qui te portavit... La excelencia por esto de la Divina Pastora. Entonces fué conocida su grandeza por todas las criaturas. De mi Señor San José se di– ce: Non cognovit eam, donec perperit filium suum... (1) Cuando la vió alimentar a su Criador mismo, al que hizo... Sí, fué de admiración para los ángeles... El: Quae est ista quae ascendit de... innixa super?... (2) Cuando le servía, al ver: Ipsum Regem angelorum sola Virgo lactabat (1) Math. 1,25. (2) Cant. VIII, 5. ción por la Santa Sede de la Misa y el Oficio (escri– tos por el Bto. Diego) las Hermandades que en bre– ve tiempo se fundaron, el número extraordinario de pinturas, grabados y esculturas que se hicieron en todas partes, y, sobre todo, las gracias que concedió, y de que hay testimonios fehacientes y jurados, que corroboran lo que venimos diciendo. (1) Por no alargar más esta nota dejamos de aducir otras razones, y porque creemos que con las ex– puestas queda bien probado, que no fué una simple ocurrencia la decisión que tuvo el benemérito Pa– dre Isidoro para dar a conocer a la Santísima Virgen con el traje de Pastora de las almas. A mi juicio, sus palabras tienen un alcance que él ocultó del mo– do más candoroso. (1) Véanse Flores de los Campos por D. José A, Morgado, Sevilla, 1005. 2
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