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-126- dremos agradecerte los beneficios que nos has hecho? ¡Eramos pobres, y somos ricos con la gracia de Dios que nos trajiste, Madre de la gra– cia! Eramos hijos de la ira, y por tí estamos re– conciliados con Dios. Ya podemos levantar los ojos al cielo y decir con toda verdad: Padre ntJes– tro que estás en los cielos. Somos herml:lno.s de Jesús, Hijo de Dios, porque somos hijos de la misma Madre. iBendita sea mil veces Pastora tan soberana! Basta; pero yo no· sé cómo despedirme de tí, dulce Madre mía, mi encanto, mi vida, mi gloria y todo mi bien, M1 lengua balbucea, y no en– cuentro palabras para expresar los sentimjentos de amor y gratitud que si.ente mi pecho. Te djré con toda ternura, de lo más hom:lo de mi alma, cual hijo pobre y doliente: Dios tf! salve, Pasto– ra amantísima, Reina del cielo y de la tierra y de cuanto tiene ser; eres Reina y Madre de mi– sericordia, Madre tiernísima de los pecadores. ¡Pastora buena! apacienta a tt.1.s corderos, apa– cienta a tu rebaño! ¡Tú eres Vida de las almas inocentes, esperanza de los pecadores y duli1, 1.ra de las almas justificl:ldas. Dios te salve Esperan– za nuestra. A tí, Pastora ,encantadora, llamamos los desterrados hijos de Eva, que nos sujetó al imperio de la muerte. Sálvanos, porque perece– mos si tú nos dejas; A tí suspiramos, gimiendo bajo el peso de nuestra desgracia, y llorando nu.estros pecados en este valle hondo, obsc1;1i:o

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