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-124- 0 al hombre en la Eucaristía. Elevar al hombre a un orden divino, para que sea como Dios y par– ticipante de su naturaleza, es designio del Omni– potente; mas no lo realiza, sino con la coopera– ción de la Divina Pastora. Ella está en la Encar– nación dando su consentimiento; Ella al píe de 'la cruz ofreciendo el sacrificio de su Hijo; y la ,sangre y la carne que tomamos en la Et,tcaristía, de Ella tuvo su principio, como hemos visto. Mas aun; la Santísima Virgen preside siempre ,et pensamiento divino ora sea para manifestar :su omnipotencia y bondad, ora para derramar los tesoros de sus misericordias. La gran obra del Eterno, su obra maestra, ,es Jesús; pero su nombre está siempre unido al de María. Juntos están en el Edén, juntos en la Biblia, juntos en Belén, juntós en Egip– to, juntos en el Calvario, en la Eucaristía, en los ritos, en los rezos de la Iglesia, y hasta en la literatura y en el arte. Dios, al asociar a nuestra Pastora para la formación de su obra maestra, la eleva hasta sí. Sin la genera~ c1on eterna, Jesús sería hombre, pero no sería Dios. Del mismo modo, sin la genera– ción temporal de María, Jesús sería Dios, pero no sería hombre. Hasta entonces el Creador pe– día su canto de amor y alabanza a todas las cria– iuras, al cielo sus conciertos, al astro su luz, al prado sus flores, a la flor su aroma, al pez sus colores, al mar sus movimientos, al ave sus tri-

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