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-121- ,caristía son inseparables, ha dichoOrtiz y Urruela. ·• (1) Precisamente, Jesús ha· instituido la sa– grada Eucaristía como memoriál de su pasión, que templó los dolores y amarguras de su pa– sión, contemplando a las almas enamoradas de su cruz que la habían de recibir y cortsolar en la Eucaristía». El profeta Eliseo resucitó al hijo de la Sunamitis poniendo sus ojos, sus manos, sus · pies, su corazón sobre los del niño difunto. Pi– damos, h m, a Jesús que cuando se digne entrar en nuestro pobre pecho, ponga sus purísimos ojos y su Corazón, y sus labios, y todos sus rniembros adorables sobre los nuestros enfermos y mal inclinados desde nuestra juventud, para que les dé fuerza, vigor, vida, y los derrita en el fuego santo de su amor purísimo, y podamos de– cir con el Apóstol de las gentes: Vivo yo, mas no yo: es Cristo el que vive en mí. II Veamos ahora, siquiera sea brevemente, que todas estas gracias nos han venido por interce– sión de la divina Pastora. El arcángel San Gabriel· saluda a la Santísi– ma Virgen con estas palabras: «Dios te salve lle– , na de gracia, el Señor es contigo; bendita tú en– tre las mujeres». Santa Isabel, iluminada por el (1) Meditaciones del Santísimo, pág. 35, Ma– drid, 1871.
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