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ja descarriada y la llama ton silbos amorosos dP ciendble: Ven a Mí, ¡oh a.lri:la!. soy niño. blando y tierno, ámame. Soy tu Máesttá; óyeme; Pof fü a1nor estoy crucificado, iiliítame. Aquí están mis pies clavados, bésalos. Aqlií tienes riií cbtazó'r1 abierto, reclina etf él tu éa:beiá é'omd mi Discí~ pulo amado. ¡Aq'itf en ia. Erlcaristfá éstdy sacdfi~ cado por U, y soy el mas Hétmoso de los hijos de los hombres, ámafue,siffteserias, sit1 líiliité~, hasta fa lbtüfa de lá'. tfüi; dame, liijo mio, fü co~ ráió'nl Y la h'tii:rlariiélad afüó la, carne s'acrosantíi de Cristo cdri ~Hihco, con pásicin; hasta: la 1 fücti– .ra de cruz, hasta dar la vida por· El. Y la. beso cdif ansias .fel:iriles; dejando rhá~ pufos sus la– bíos y mtts distas las triahos cJ.üe la tocaron. · Vayatnds; ti. in., a ese divino baiiquete, ex:. clá'.tiiando. ccfri el pádte Sari Agustfü: ¡Oli sa:cti– rrierito tle piedad, oh víncülo de carída.d! El que quiera vivir, tiene ya doride viva. Lléguese, tó'– melo para que sea incorporado al cuerpo dé Cristo. (1) La Eucaristía'., dice el Matiu'.ál Toleda– no (2) és pa:h del alma que da; ~ qtiíenes digñü~ mente lo reciben, lo que 'el manját corporal al cuerpo. Nos ünÍfuos íntimamente al cuerpo se• gúri su promesa; y aunque no se muda el sachl.~ mento en nuestra sübstaritia, en cierto füodo nos cbrtverlitnos ~n la ri~Httalezá de Cristo a qüieii (1) Tract. 26 injoan. (2) Apendix pág. 33