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- 94 - trina! del liberalismo y en ese caso ¿qué decís? -Digo que hacen muy mal en llamarse libe– rales · sino quieren ser tenidos y tratados por tales; corno ~ería necedad llamarse á sí mismo· judío ó•Jadtón quien detestara la secta judía y aborreciera el robo. -Pero, ¿no habeis oido hablar de los que se a.icen liberales en política y no en religión? '-Sí, por desgracia, sin que r-epararen los tales que ese es un verdadero engaño del de– monio; porque el liberalismo es un sistema esen– cialmente político-religioso y enlaza en una es-– fas dos palabras: religióti y política (1). --También he oído hablar sobre si hay un: liberalismo -malo y otro· bueno, ¿qué decis á esto? (2) -Qué yo no cot10zco crímenes buenos y ma– los , ni errores justos é injustos. Yo no se sr algún teólogo ó pontífice ha dicho alguna vez que hay atentados contra la autoridad de Dios. que sean justificables. Se todo lo contrario. Se que todo conato atentatorio contra la ma– jestad divina es un pecado, y se por lo mismo, que no puede haber liberalismo bueno, cual-· (1) (Cart. Part. del Obisp. de Oartag). (2) Admitimos desde luego liberales de buena fe~ áunque no exista liberalismo b1ieno, porque nunca se– rá aceptable la erección del capricho gubernamental €O supremo pontificado. destruyendo la independen– cia del orden religioso, única sólida garantía de la. libertad.
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