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-- 86 - --Por otra contradicción evidente; pero no por eso condenaban su dogma fundamental del .libre e;rámen que aun hoy subsiste.. --Có_mo debemos combatir esa herejía mons- truosa? · · -Con la sumisión fiel y absoluta á la- au– toridad infalible de la iglesia. Ante la negación de la protesta, debemos hacer brillar con toda su hermosura la afirmación católica. El protes– tantismo niega sumisión; el terciario ha de afirmarla con franqueza. El protestantismo es la oposición completa á la iglesia de Roma (BreckeUrídge). El terciario ha de ser el defen– sor de su autoridad divina. El protestantismo ·se fundó en la soberbia; el terciario con su humildad de hijo de San Francisco ha de tra– bajar por acab.arlo y aniquilarlo por completo, rayéndolo de la haz· de la tierra. --Quién fué en el siglo XVI el más valiente -defensor de la Iglesia, y el enemigo implacable del protestantismo? -Un terciario: Felipe II de España, á quien los secuaces de Lutero, por odio, le llamaban el demonio del mediodía. --Cuál fué el efecto inmediato de la herejía protestante? -El espíritu de libertad. -Habladme pues de eso. -Lo haré en el capítulo siguiente.
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