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-- 56 - :Sados y perdonados, y acusarnos de alguno de ellos; pues en este caso se recibe aumento de gracia. -¿Tenéis algún ejemplo que proponernos? - -Sí lo tengo, y es del B. Roberto terciario y príncipe de Rumania, que frecuentaba este sacramento con mucha asiduidad y derrama– miento de lágrimas; confesose mucho tiempo cada día, por mejor prepararse á morir. San Luís, Rey de Francia, también Terciario llegábase al tribunal de la reconciliación, todos los viernes. -Pues decidme ahora, ¿dónde encontrare– mos el regalo del alma? --En la Eucaristía, donde el Señor quedó ba– jo blancos velos de pan, para atraernos y con– vidarnos á tan dulce banquete. -Qué establece la Regla sobre la Comu– ., ;i nion. -Dice en el número V y capítulo ya citado, que debe hacerse como la confesión cada mes, por lo menos; empero ¿qué alma devota de·seo– sa de medrar en virtud, dejará pasar todo un mes sin gustar el regalado maná de la Eucaris– tía. -Pero siendo nosotros tan imperfectos ¿es razón llegarnos á recibirle, con tanta frecuen– cia? (1) Oi El decreto de Pío X Sacra Tridentina Sinodus , s:-ñala una nueva orientación en orden á la Comunión
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