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:-- 47 - <lezca el mal; empero la Regla está en este pun– to terminante y no tenéi.s más que leerla para salir de escrúpulos. - Efectivamente, la Regla solo dice: No.asis– tan á danzas y espectáculo inmorales,de don– de se deduce que, no siendo conocidamente in– morales será libre al terciario acudir á ellos ó dejar de acudir, ¿es eso? -Eso mismo. -Luego ¿no todo espectáculo público se pro- hibe en la Regla? --Justamente; buscad pues uno que no sea malo, que sea bueno y honesto, que no ponga á peligro vuesta alma, y yo os digo que podéis asistir á ella sin faltar ni mucho ni poco á vues– tra profesión. (1) (1) Aconsejamos el folleto, Teatro y l1fo1·aUdacl por • D. José lllaría G. de Echavarri, donde hallarán los ter· ciarios, además de normas prudentes, una lista do obras teatrales que el autor considera peligrosas y pue– de servir de guía en muchas ocasiones. Nosotros ha– bíamos hecho un trabajo análogo y enviado como apéncUce, á la traducción del Directorio. Se imcorporó á la obra pero no llego á publicarse. Seguramente los que hayan pensado un poco en es– to de los teatros y novelas tendrán por v~rdadera la afirmación del que elijo que, la musa de Port-Royal y Voltaire que quiere corregir las costumbres deleitan– do, arranca en La M ogigata, sigue por El sí ele lai, niifos: para acabar en Electra, Las hormigas rojas, Enseñan– za Ubre, Corno ata Dios, etc. Eugenio Sellée, levantó la voz para defender la mu-

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