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-- 46 - la red del diablo y en ella cae una gran multi- tud de almas. · -De suerte, que, ¿juzgáis prohibidos al ter- ciario todos los espectáculos de diversión? -No; no es eso lo que quiero decir. -Pues qué? -Quiero decir, que los espectáculos moder- nos preparados y puestos en ejecución con ex– quisito refinamiento de arte y de decoración, casi todos son peligros para las almas. -Pero, ¿me negaréis que los hay también buenos? -Niégooslo teniendo en cuenta que ya por una, ya por otra cosa, hay casi siempre peli– gros inumerables en ellos. Aunque en sí sean buenos, mas, ó por las personas que los representan no buenamente, ó por las personas que asisten á la representa– ción no con buenas intenciones, resultan llenos de peligros. . -De suerte que un terciario no puede ir á ningún espectáculo? _ -A ninguno donde la escandalosa rufianería literaria ú otra tosa por ese jaez, ponga vene– no en la representación ó en el lugar donde se representa. -Luego cerraispara nosotros todas las puer– tas de honesta recreación. . -Nó mil veces. Dígoos que el terciario de– be levantar bandera contra todo divertimiento malo, cualquiera que sea la causa á que obe-
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