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- 43 - 1" 'i CAPITULO II Del espíritu de la regla. -Tendréis á bien declararme ahora qué debo ¡practicar para santificar mi alma? -Sí, lo haré y de muy buen talante; porque ·· es cosa llana y fácil acertar en esto, lo que· más os conviene. -Decídmelo. -Para santificar nuestro espíritu debeis an- te todo atender al cumplimiento de la Regla que informa á la Orden Tercera y debe informar también el verdadero terciario. -Empero, no alcanzo muchas veces el es– píritu de la misma regla y me veo en mil per– plegidacles y dudas sobre ella. -Ocasión teneis de instruiros ahora; pues podeis preguntarme todo lo que se os ocu– .rriere. -Pues decidme: ¿en qué consiste el espi– rita de la Regla de la V. O; T.? -En tres cosas: en el espíritu de caridad, •de moderación y de celd, que León XllI va desmenuzando en los tres capítulos de la dicha · regla. -Por qué mentar esas tres virtudes para in- .dicar y dar á entender el dicho espíritu? ' -Porque en realidad ele verdad) el espíritu

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