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- 122 - tificado, ha dejado recuerdos imperecederos de .amor y de cariño hacia esta orden. . Fué protector de ella y al tener que confiar á Juan Gaitani el protectorado, dirigiéndose al Cardenal, profirió estas palabras: Doyte lo mejor que tengo, el deseo de mi corazón, las niñas de mis ojos. --Teniendo en cuenta lo que acabáis de ex– plicarme, ¿quién puede tener á menos el ceñir– se el cordón seráfico? -Locura grande sería, hija de un orgullo desmedido. El cardénal Treio tenía santo or– :gullo en proclamarse humilde Terciario, y de– cía qué el hábito de S. Francisco era una ver– dadera púrpura muy ptopia p·ara realzar la dig– nidad de los Reyes y de los cardenales: Pío IX :Se complacía tambien en recordar que él era Terciario, y á ejemplo suyo, todo el que se ten– ga por tal, debe regocijarse y como enorgulle– cerse de pertenecer á una tan santa y tan glo- riosa Institución. · CAPÍTULO IV Del privilegio de exención - Qué me decís ahora de los privilegios de fa V. O. T.? .. -Quiérolos reducir á tres grupos.

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