BCCCAP00000000000000000000165

18 ~an Félix de Cantalicio En efecto, comenzó a trabajar. valiente– mente, ayunando ·al mismo tiempo tanto y más que los otros, levantándose a los mai– tines de medianoche, y madrugando para ir el primero a la oración. La enfermedad huyó de su cuerpo completamente derrotada, y ya no volvió a visitar a Fray Félix hasta sus úl– timos días. El animoso novicio debió leer en algu.na parte esta ·frase que se le quedó profunda– mente grabada en la memoria: «O César o nada»; y desde entonces, cada vez que sen– tía los embates de una tentación, cobraba nuevos ánimos repitiendo estas palabras fa– voritas. l,)espués de la profesión solemne, fué mandado al ;onvento de Tivoli, donde vivió tres años dando pruebas de un espíritu ad– mirable de piedad y de penitencia, y ha– ciéndose querer de todos por su afable ca– ridad. De Tivoli, pasó a Roma, destinado a ser el limosnero de la comunidad, oficio pe– noso y. difícil, que exige de los que lo prac– tican una dosis no pequeña de humildad, de sacrificio y otras muchas virtudes.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz