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CARTA DEL EMINENTÍSIMO CARDENAL VIVES AL DIRECTOR DE LA 'OBRA EN ESPAÑA Roma, Octava de Ntra. Sra. del Pilar, 1912 · Carísimo Padre Director: Es grande mi consuelo al ver con cuánto celo y ardor promueve V. R. el amor y devoción, verdaderamente fi. lía! a nuestra dulcísima Madre y Reina, María Santísima, tan justamente llamada por los santos Raptrix cordium:' Ro0adora suavísima de corazones. Todo cristiano, más aun, todo religioso, y mucho más todo sacerdote debe ser muy mariano, si quiere ser sin- -ceramente siervo fiel de Jesucristo, según aquella dulce septencia delos santos: Uf sim servus Christi, servitu– tem appeto Genitricis: Para ser verdadero _siervo de Cristo, deseo con ardor servir a su Santísima Madre. Pe– ro, cuando se tiene la dicha de ser contado entre los sa– cerdotes que, por antonomasia, quieren llamarse y ser realmente Sacerdotes de María, entonces las gracias sa– cerdotales crecen con mayor rapidez y abundancia mayor, y más que nunca la dulcísima Raptrix cordiam, se cons– tituye, según frase del B. Orignion de Montfort: Sappie– mentam universale in universa miseria nostra. ¡Qué tesoros de amor eucarístico, qué riquez!ls de de– voción y celo eucarístico alcanza el que es por excelencia Sacerdote de María! Porque tales sacerdotes, más que todos, un.m en su corazón, en sus palabras, en sus obras en sus ministerios los dos grandes amores: el Amor Eu- \

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