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-30- practicar la perfecta devoción a la Santísima Virgen para su santificación personal. Ha– blemos ahora de su ministerio. Debe ser: l.º Apóstol de la perfecta devoción a Ma~ia. - Esto es evidente, pues no es otro su fin especial; más, examinando la utilidad práctica de esta forma de devoción a María, el sacerdote encontrará en ella motivos para estimular su celo. l.º En la masa común de los fieles se encuentra un gran número de almas que casi no salen de los grados ordinarios de la vida cristiana, y otras, en corto número, se hallan más elevadas. A unas y otras es ne– cesario- predicar sin temor la perfecta devo– ción a María, pero tómese ·en cuenta la ins– trucción religiosa y disposiciones particulares de cada una de ellas, y sígase en esto el ejemplo del B. Montfort, que así lo practica– ba_. A las almas que salían del pecado, a quienes era menester recordar las verdades elementales del catecismo, hablaba del Ro– sario, de la devoción a María, de la santa Esclavitud. El santo misionero nos muestra en esos corazones gracias de preserva,ción y de perseverancia, fe, humildad, fidelidad, resultados prácticos de la oración, que dima-

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