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-26- haga llegar Ella misma los beneficios de la Misa a las personas que oshan encargado ofre– cerla. En el memento de los vivos y lo mismo en el de los difuntos, deteneos para consultar a vuestra Maestra, conocer sus deseos, pedir su reino, solicitar gracias numerosas para sus siervos de la tierra y al mismo tienp'o el resca– te de sus amigos del Purgatorio. 5.º Consagrar todas vuestras obras a la Santísima Virgen.-Como nos lo recomien– da el B. Montfort, es una excelente práctica el obrar en todo para María. Si le ofrecemos nuestras obras, aun las más pequeñas, Ella sabrá santificarlas y emplearlas en la gloria de su Hijo y en la salvación del prójimo. Ahora bien: conviene observar que v~estra vida íntima, ¡oh sacerdot~sl, tiene una divisa y señal dela que carece la delos demás fieles: es una vida sacerdotal religione plena, es de– cir, que a vuestras acciones se comunica al– go de lo que vosotros sois: son las acciones de una persona consagrada. Por consiguien– te, también ellas poseen una virtud particu– lar para fecundé !r.la Iglesia, para convertir a los pecadores y :.antificar a los justos, Juz– gad, pues, del bien que podéis hacer multi– plicando vuestras plegarias, vuestros traba· jos, vuestras mortificaciones, sobre todo si