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, - 112 _,_ -Tiene sus razones el. caso. Sí; son los presumidos, los que se qreen saber, e ignoran lo mejor¡ sus propios enemigos, -Yo soy doctor del hospital del Salvador y ahí aplico casi siempre su sistema. Llegó el otro día un enfermo del campo con una fiebre muy alta. Lo sometí al bailo frío. A tomar caldos de verdu- ra; aplicándole antes una lavati va de natre. · En tres días listo~ Le di de alta y se fué bueno y sano a su casa. -Lo felicito ... y. le, aconsejo que siga con ese ejercicio ,, ' ' ' \ ,de caridad para con el pobre. -.Si el enfermo hubiera sido rico, aristocrático, .tenia que haber procedido de otro modo ... y con un tratamiento más largo¡ que. menos que nrn mes•:· y eso si no muera antes. -Así es. Pero por gracia 1ª va. entrando- este sistema entre los .ricos. SI, cierto ... pero introducido por los naturistas co- mo Ud. · · -: ... Yo he vivido en un. pueblo donde habfa .quince doctores y q.asi todos esos doctores aplican mi sistema sin o~oners~)os enfermos. -¿Por qué será eso? .· -P~es, porque yo lo he introducido; al principio. tuve una terrible oposición de algunos de esos d.octores ... por fin ya Dle cl~jaron. t,ranquil0 y a veces, los mismos dórtores mfl mandaban sus enfermos a que lee aplicara mi sistema.