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muchos lienzos en la sangre, guardándolos por reliquias, coa admiración de cuantos lo vieron, de que fueron testigos de vista todos los religiosos del convento, y cuantos seglares se hallaron a su entierro. El médico de nuestro convento lo miró, y dijo que lo tenía por milagro, que de un cuerpo viejo y helado, después de tantas horas muerte», saliese aquella sangre viva, líquida y colorada. Quiso Dios honrar a su siervo el P. Fr. Pedro para que su muerte fuese parecida a la suya; y como él murió los brazos tendidos en la cruz, y dando una grande voz expiró: Et clamans voce magna, spiravit, y después de muerto, herido su pecho con la lanza, dio sangre por la herida; [quiso] que el P. Fr. Pedro muriese y su muerte fuese acompañada de las mismas circunstancias; que muriese los brazos tendidos y puestos en forma de cruz, y dando una grande voz expirase, y que después de muerto, herido, diese también sangre viva como el suyo, honrando su muerte con estos misteriosos prodigios con que quiso dar a entender la honra que hacía a su alma en el cielo. Quiso Dios honrar su sepultura con otra nueva y particular circunstancia, que movió los corazones de todos de los de la capilla, del Colegio del señor don Juan de Ribera; cosa desusada, porque se ios prohibe el mismo señor Patriarca, que no canten fuera de su Colegio en otra parte, ni lo han hecho jamás. Pero esta vez dispensó por ser suyo nuestro convento por fundador y patrón de él, y lo dispuso así Dios para honra de su siervo, y fuesen sus obsequias más solemnes; cantólas toda la música de aquella capilla que no aprece sino formada de voces de ángeles. Hubo mucho concurso de pueblo que veneró su cuerpo como de santo, y le cortaron muchos pedazos de su hábito para reliquias. Y las cosas de devoción que tenía a su uso, su rosario, disciplinas, una cruz y una imagen pequeña de nuestra Señora, las pidieron, como reliquias grandes y por haber sido del siervo de Dios, las condesas de Sinarcas y de la Villanueva. Murió el P. Fr. Pedro era nuestro convento de Valencia, primero de febrero 1640. 197
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