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Siempre los más perfectos aspiran a mayor perfección, perdiendo su humildad de vista la que tienen adquirida, subiendo, como dice David, como por grados de una virtud en otra, hasta ver a Dios en esta vida por contemplación y en la otra por visión clara de su hermoso rostro. Perfecto era ya el P. Fr. Pedro de Perales en la Religión de San Juan de Dios con la virtud de la caridad de servir a los pobres enfermos. Con deseos de mayor perfección pasó a la reforma de los padres descalzos para ser lo más con la profesión de la seráfica Regla. De aquí, con deseos de ser lo más en la más estrecha y pura observancia de esta misma Regla, se pasó a la Orden de los capuchinos. Obró la fama de la santidad, de los que habia poco que habían fundado su Religión en el Principado de Cataluña, deseos de abrazar su instituto. Crecieron los suyos viendo que muchos de los padres de mayor nombre de la Regular Observancia de la Provincia de Valencia, se habían pasado a ellos, y muchos de su misma congregación habían hecho lo mismo, pasando a Italia. Informado del rigor de su vida y de la observancia de la pureza de la seráfica Regla, negoció pasarse también a ellos. Fue recibido en la Provincia nuestra de Cataluña; vistiéronle nuestro hábito en nuestro convento de Figue- ras, donde hizo el noviciado el año entero; y acabado, profesó la seráfica Regla. Fue su virtud muy notoria en toda aquella Provincia por ser su vida muy ejemplar y emparejaba la suya con la que en ella tenían mayor opinión de más perfectos. Y ninguna comprobación mayor de esta verdad, que habiéndose de hacer elección de seis religiosos, los más idóneos para propagar nuestra Religión en este Reino de Valencia, fue uno de los seis escogidos el P. Fr. Pedro de Perales, y fue uno de los primeros fundadores de esta Provincia. Y vióse fue del cielo la elección en lo mucho y bien que trabajó en su fundación, siendo una de las estrellas que había señalado Dios para que con los resplandores de su santa vida la ilustrasen y fundasen en santidad, en opinión grande, y fue la piedra fundamental que sustentó más tiempo con los ejemplos de la suya, el rigor y perfección con que se fundó por haber vivido más años que sus santos compañeros, perse verando siempre con los suyos y con santo celo en conservar su primitivo lustre y en procurar sus mayores aumentos. Fue singularmente celador de la seráfica pobreza, más con su ejemplo que 189
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