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Regia y regular disciplina, y un celo grande de la perfección y rigor de ía Religión y de sus mayores aumentos; y si no fue del coro, no fue porque no hubo en él prendas necesarias para serlo, sino que siéndolo ya en la regular Observancia, io dejó de ser por ser lego humilde y por servir a todos. Considerando todas estas paites que concurrían en el P. Narciso, nuestros Padres, dignas de cualquier gobierno, en tres Capítulos le dieron el de nuestro convento de la Ollería, y lo gobernó por tres años: los dos con título de presidente, y cuando estuvo acabado, con el de Guardián.149 Fue para su humildad esta honra tan pesada, que hizo instancias grandes, con ruegos y lágrimas, por no admitirlas, representando que era religioso lego y aun inútil y sin provecho en 1a Religión, que él había dejado el estado que ya tenía de los del coro por no tener las honras de los órdenes sagrados que le acompañan, que aceitaría y él iría de mejor gana a ser cocinero del convento de la Ollería, que a ser su Guardián. No le valieron todas sus humildes excusas, antes cuanto más se tenía por indigno de aquella honra, le juzgaron por más digno de ella, y hubo de obedecer a las órdenes de la Definición; y se vio fue de Dios esta elección, porque fue recibido de todos los de aquella real villa como santo; y le ofrecían cuanto había menester. Y aún se le ofreció el bayle de aquella villa Jusepe Pía, gr an bienhechor de los capuchinos, a hacer a su costa toda la fábrica del convento. Y aun sucedió en este caso una cosa singular. Díjole al dicho Jusepe Pía que voluntariamente se ofrecía a una obra tan grata a Dios, de labrarle casa para él y para sus siervos: “Señor Bayle, gaste sin recelo todo lo que fuere necesario para la obra, que no perderá nada; de contado se lo pagará Dios aún en esta vida”. Señaló para ella una cantidad de dinero, y púsolo aparte por ir gastando de él, y extrañaba mucho que con gastar de él todo ¡o necesario cada día, y que jamás se acabase. Acabóse la obra, y halló por las cédulas que tenía en su poder de lo que había pagado, que se había gastado más dinero del que él había señalado al comenzar la obra; quiso contar el que quedaba, y lo halló todo, y trescientos ducados más que los que había señalado. Quedó atónico y se acordó de lo que el P. Fr. Narciso le había dicho, que gastase sin recelo, que no perdería nada y que Dios se lo pagaría de Fue Guardián de Oüería de i 60 i a 1604. 166

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