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mañana ocupado en el ministerio de la cocina, previniendo ia comida para los religiosos en día tan solemne; pero si bien estaba a llí con el cuerpo, todo su corazón y pensamientos tenía en la iglesia, en el Santísimo Sacramento; quisiera hallarse presente en ambas partes; hacía con gusto ía obediencia y en servicio de la comunidad y caridad de ios religiosos, deseaba juntamente hallarse presente en la iglesia para ver y adorar el Santísimo y acompañarle en ia procesión al monumento; y viendo que no era posible, de donde estaba Je adoraba en espíritu. Y el clementísimo Señor que se paga de los buenos deseos, pagado de ios del P. Fr. Narciso, acudió a ios suyos; y haciendo que milagrosamente se abriesen de repente todas las paredes que hay desde ia cocina de! convenio de Jesús hasta la iglesia, y desde donde estaba vio lo que deseaba su corazón; y postrado vio y adoró con grande consuelo de su aima al Santísimo Sacramento, cuando le llevaba todo e! convento en procesión al monumento. Favor por cierto grande. Siendo refitolero en el mismo convento de lesús, faitó una noche ei pan para cenar siendo ya hora. Estaba el P. Guardián con cuidado por esta falta; el convento estaba muy distante de 1a ciudad, e ir a ella por éi sería muy tarde cuando volviesen. El P. Fr. Narciso le consoló diciendo que unos pocos mendrugos había, que hiciese se sentasen ios religiosos a ia mesa, que no faltaría pan, que Dios nos proveerá. Sentá­ ronse y él los repartió entre todos; y siendo muy pocos los pedazos y el número de ios religiosos de más de sesenta; y después de haber comido, al levantar la mesa, hallaron había sobrado mucho más pan que el que se les había administrado; alabando todos a Dios por tan manifiesto milagro como había obrado por ¡os méritos de su siervo. Esta era la perfección deí P. Fr. Narciso, aun estando en la Observancia; donde después de haber estado en ella nueve años, oyendo ia fama común de ia santidad de los capuchinos, que poco había habían íundado Provincia en el principado de Cataluña, de! rigor de su vida, y estrecha observancia de la pureza de ia seráfica Regla, con deseos de mayor perfección, con otros muchos Padres de su mismo espíritu y de la misma Provincia de ia regular Observancia de Valencia, se pasó a ia de Cataluña para trocar su hábito por el de ios capuchinos, y su modo de vida por la de ellos. Y vestido de é!, comenzó una vida 162

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