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el paso y extienden su afecto, hasta donde desean llegar con las suyas. Estas lecciones de amor dice la esposa que la enseñó Dios en la botellería de la altó y secreta contemplación de su divinidad., enseñándola que d modo de amarla ha de ser sin modo; y que no pudiéndole amar infinito como él merece y se le da a conocer, desee amarle infinito, corno él merece. Esta era ía llama que siempre ardía en el corazon del serafín enamorado de Dios, eí P. Fr. Narciso de Denia, que por saber el beato Nicolás Factor, su grande e Intimo amigo, que estaba, siempre ardiendo en su corazón, deseando amarle infinito, le lla maba mi serafín. Y fije creciendo tanto, que enfermó abrasado de ella, y aún su mucho ardor le quitó la vida. Y pedía consuelo, como la esposa, para que se templase este fuego que le iba consumiendo la vida. Fuicite mejloribus otipate me malis quia amore latigueo; esto es, dice la iníei lineal, consclamini exemplis eomm quorum iam peracto cursu, ierminant viam salutis, in memoriam reductis, no defficiam. Conso ladme con los ejemplos de tos santos que ya acabaron dichosamente su vida, para que me sin/a de alivio su memoria que el verme en este destierro, sin gozar del que ama y desea mi alma me tiene enfermo. In huius rnundi peregrinatione, amore supernae visionis tangueo. De esta enfermedad estuvo enfermo el P. Fr. Narciso y ia fuerza del amor y de los deseos de ver a Dios le quitó la vida, como veremos después. La vehemencia de esta encendida llama, que ardía en su alma, le comunicó también al cuerpo su calor y este le fue consumiendo los espíritus vitales, y le desató y quemó eí lazo que había entre su cuerpo y su alma, y le quitó 1a vida, muriendo abrasado del divino amor. Esta es en cifra su vida; cifrada en este lugar de los Cantares restaños ahora, la vamos poco a poco descifrando. tu e la ciudad de Denia la patria del P. Fr. Narciso, ceiebrada de ios antiguos griegos por su ramoso y suntuoso templo dedicado a su dios a que le dio su nombre, y por la seguridad de su cerrado puerto y fortaleza de sus muros e inexpugnable castillo. Rica por el rico comercio de mar y tierra; y hoy más famosa por haber engendrado este más hermoso Narciso en ella ia gracia para Dios, que el otro que fingen las mentirosas fábulas. Fue hijo de Juan Carrales y de Angela Bañuils, cristianos antiguos y familias las más antiguas de aquei lugar. De las costumbres de sus primeros años no hemos llegado a tener noticia; no 159
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