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Capítulo 6 FR. NARCISO DE DENIA14* (+ 9 enero 1609) Muy del P. Fr. Narciso de Denia son unas palabras de la esposa en el [capítulo] 2 de los Cantares (que los que se parecen en los fervores, no es extraño se parezcan en el lenguaje y los que participaron la misma causa, gocen los mismos efectos). Dice ella que la metió el esposo en su botellería, donde le dio a gustar sus generosos vinos. Y que puso en ella, en orden a la caridad cuya llama creció tanto que su ardor la abrasaba toda y tenía tan enferma, que necesitaba de la fragancia de las flores; y olor de las manzanas para templar el ardor de esta llama. El P. S. Gregorio, en la explicación de este lugar, da mucha luz a la que en él está escondida, diciendo que la botellería donde Dios mete el alma, es la alta y secreta contemplación de su divinidad. Celia vinaria ipsa est arcana aeternitatis contemplado. El vino que aquí le da a gustar, es la suavidad, de esa contemplación en que le manifiesta tanto de sus grandezas que enamorada de ellas, que su conocimiento la saca fuera de sí, y sube a otra esfera sobre sí misma donde olvidada de sí misma y de su modo natural de obrar, privado de los sentidos y de sus operaciones, llenas y empapadas sus potencias de la fuerza y suavidad de ese vino generoso de la contemplación, toda suspensa y atenta, mirando sin pestañear, admirada, con una vistas en ella las verdades admirables que le dan a conocer con que se queda dormida el alma en los brazos de Dios, que ya no vive en sí, sino en aquel que está mirando y contemplando tan olvidada y enajenada de sí misma, que ella misma por quien esto pasa, no sabe de sí, ni si está en el cuerpo o fuera de él. Tan llena está de la dulzura de este vino, del gozo del Espíritu Santo, que la arrebata y suspende a ella y a todas sus potencias. Este favor tan singular no le suele hacer Dios sino a almas muy puras que tienen ya Tomado de ANTONIO DE ALICANTE, Parte primera de las Crónicas, 88- 106. 157
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