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fruto de tan perfectos religiosos, siendo Dios el que le dio los aumentos, y el que le cultivó el P. Serafín con su industria, y regó con el ejemplo de sus virtudes, varón tan ejemplar en todas como el P. Fr. Serafín de Policio, cuya virtud fue el dechado y el original de que se copió toda esta evangélica perfección, siendo en todo el primer y el que iba delante de todo, el que guía delante de todos, en la ejecución de lo que enseñaba y mandaba a los demás; continuo en el coro y en la oración; en la aspereza de la vida el más penitente; pobre, con un hábito solo toda la vida y sin túnica y los pies descalzos; su sueño breve sobre unas desnudas tablas; su abstinencia rara; ayunaba todas las cuaresmas de nuestra seráfico Padre y muchas veces a pan y agua. Una cuaresma mayor la ayunó toda sin pan, comiendo sólo zanahorias crudas y algarrobas, bebiendo sola agua, sin hacer colación; y toda la Semana Santa la pasó sin comer nada ni entrar en el refectorio sino el Jueves Santo con la comunidad por la solemnidad de aquel día, asistiendo a ella, y comió Los sábados y vigilias de nuestra Señora los ayunaba a pan y agua; y dejó esta santa devoción de ayunar los sábados establecida en la Provincia, que dura hasta hoy, aunque los sábados no se ayuna a pan y agua. Sus disciplinas eran, fuera de las de la comunidad, casi todos los días; particularmente en los advientos y cuaresmas, todos los días la hacía, y a su ejemplo la hacían con él al mismo tiempo casi todos los religiosos. Sus disciplinas eran unas cadenas de hierro, y se azotaba + 124 tan sin piedad que muchas veces derramaba copiosa sangre, que dejaba una balsa de ella en el suelo. Y porque no se supiese era él el que lo había hecho, con una humilde simulación, reprendía al que había dejado aquella mancha de sangre y hacía que la limpiasen. Los días de comunión procuraba que los novicios se preparasen con mucha oración, y que después de maitines hiciesen la disciplina, y que hasta prima durmiesen sentados en sus celdas, para que con estos medios llegasen a recibir al Señor con mayor disposición y aparejo de devoción. Con todo este ejemplo gobernó este convento de Valencia cuatro años, siendo su primer Guardián y La cruz (+) remite a la nota marginal siguiente, del mismo cronista: “en viernes de la cuaresma y adviento; y llevaba un áspero y fuerte cilicio de nudos de cerdas, como una cota de malla. Llevó descalzos los pies toda la vida, si no fueron 7 u 8 antes de su muerte por sus achaques.” 113
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