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8 7 tamente consoladoras las pruebas de amor, de adhesión y de arrepentimiento que cada día recibo de los engañándolos de buena fe, los cuales lloran su engaño y las tris tezas que causaron a sus Superiores Mayores. Creo que Dios ha permitido estas tribu laciones para enseñanza, purgación y escarmiento de las nacientes Provincias, a fin de que no abriguen en su seno lobos rapaces con capa de cordero, y desconfíen todos a priorí de los que con hipócritas protestas y engaños pretenden desunir a sus herma nos y debilitar el principio de autoridad. Actualmente voy recogiendo estos consoladores frutos, arreglando lo que los d ísco los descompusieron y per fecc ionando los estudios, principalmente en la Provincia de Toledo, donde fue mayor la tempestad. Para consuelo de V. E. I. y mío debe decirle que generalmente es óptima la observancia regular incluso la de Maitines a media noche y dos horas diarias de oración. Quedan aún algunos restos de las pasadas tormentas y alguna pequeña expurgación que hacer, pero grande es el bien conseguido y de esperar es que nuestras Provincias puedan contarse entre las más observantes, pues creo deber de justicia decir que la inmensa mayoría de los Capuchinos españoles han sido y son de los más observantes que tiene nuestra Orden; por eso sin duda se han suscitado tan hondamente las iras del infierno. Dispense V. E. I. tan larga y molesta comunicación y dígnese bendecir y prote ger a todos los Capuchinos españoles. De V. E. I. humilde hijo y siervo en Xto. Fr. José Calasanz de Ilevaneras Visit. Gen. Cap. Hisp. Madrid, noviembre 11, 1893. (Arch. Gen. - 62 G. Hispania). * * * * [CARTA DEL P. CALASANZ DE LLEVAÑERAS A LOS CAPUCHINOS DE ESPAÑA (24 enero 1894)] [APCV 031 /12 ] J. M. J. y F. Venerables Padres y Hermanos en N. S. Jesucristo. No cabiéndonos [sic] el consuelo de hablar detenidamente con todos y cada uno de vosotros acerca de los medios y caminos que más fácil y suavemente os lleven a la perfección de la verdad religiosa, único punto donde podremos hallar en este mundo paz y felicidad verdadera, com o prenda de nuestro íntimo afecto para con todos y cuán entrañablemente deseamos la gracia y el bien espiritual de todos y su conti nuado aprovechamiento, os enviamos es opúsculo Avisos para c o n s e j a r el tesoro de la felicidad claustral, que es nuestra voluntad sea leido en público refectorio a conti nuación de la presente carta. Nada hay en estos Avisos que no haya dicho algún Santo o devoto escrito ascé tico, y que vosotros mismos en general no conozcáis; pero así reunidos en breves pá ginas, sea para todos como la voz de N. Sro. Padre S. Francisco, que por sus represen-
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