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2 9 embarqúense del mismo modo el día 20. Para edificación de todos, V. R. puede cele­ brar el acto de despido de Misioneros que salgan de ésa en la forma acostumbrada; y un discursito de V. R. animándoles y dándoles santos consejos será útil para el fervor espiritual y provecho de todos. Anímese mucho, carísimo P. Provincial, no soy teme­ rario al asegurarle que dentro de poco verá como Dios recompensa los sacrificios apos­ tólicos que hace la Provincia para obedecer al llamamiento y voluntad de Dios, de la Santa Sede y del representante de N. P. S. Francisco, cumpliendo la obligación im­ puesta a las tres Provincias por el Decreto de erección de Custodias. Para suplir la ausencia del P. Maestro, V. R. tiene plena facultad para que el P. [Francisco de] Benamejí sea Maestro de Novicios y Guardián a la vez, y no será esta la primera por ser innumerables las dispensas o casos de cumulación de cargos de Guardián y Maestro de Novicios en una misma persona. Por si algún arreglo lo exige, le digo que V. R. tiene facultad o dispensa para que el P. Ambrosio sea a la vez Guardián y Lector, facultad que le dura hasta concluido el trienio. Y como Masamagreli quedará con pocos confesores, V. R. tiene facultad para que luego de ordenado sacer­ dote el novicio Subdiácono, pueda éste, con licencia del ordinario, confesar en nuestra iglesia las mañanas de los domingos y fiestas de precepto y las vísperas de las solem­ nidades. Lo mismo podemos hacer si entra novicio D. Blas de Antequera u otro sacer­ dote digno. El P. Pacífico no se ha ofrecido en manera alguna para ir a Carolinas; el P. Pedro de Mira irá, pues, a Manila a su tiempo y lo mismo Fr. Querubín, que V. R. designó. En cuanto al P. Pego, aunque está en lista desde el año pasado y todos sabemos fue una farsa de él y algún seglar lo que hizo para no ir a Manila, a pesar de haberse ofrecido y haber sido aceptado oficialmente en Roma y España, se quedará en la Provincia mien­ tras no ocurra un caso de gravísima necesidad. Esté, pues, V. R. sin cuidado, por más que figure dicho P. Pego en el catálogo de Misioneros de Propaganda Fide y España. Y como la Real Orden exige seis Padres en caso de presentar de nuevo el nombre del P. Pego para que el Gobierno no nos moleste en las quintas creyéndonos imposibilitados para cumplir con las exigencias de Carolinas, a última hora como el año pasado hare­ mos pasar el dicho P. Pego por enfermo, ya que por estar el delicado no se faltará a la verdad. Esto es lo diego para su gobierno y en confianza y reserva. Los Misioneros para Carolinas de su Provincia son los siguientes: P. Pedro de Mira P. Eduardo de Pego (en el modo que acabo de indicarle) Fr. Querubín de Madrid Fr. Miguel de Picana Fr. Junípero de Llanera, y sólo en caso de necesidad Fr. Isidoro de Junquera Fr. Cándido de Masamagreli o Fr. Fernando de Rafelbuñol o Fr. Prudencio de Gata. Pero fuera de Fr. Miguel de Picaña y Fr. Junípero de Llanera, es casi seguro que no irá ningún otro lego, y sólo le indico estos nombres por lo que pudiera suceder. No avise, pues, a otros Misioneros para Manila o Carolinas que el P. Pedro, Fr. Querubín, Fr. Miguel y Fr. Junípero, y aun es bueno que nada les diga hasta que se sepa de cierto la época de embarque, que será probablemente dentro [de] dos o tres meses. Cada una de las tres Provincias ha dado para Manila o Carolinas un número igual de religiosos. El Señor bendiga los trabajos y sacrificios de las tres Provincias y los innume­ rables trabajos míos que desde dos años ha estoy haciendo y sufriendo para ir suavi­ zando y disminuyendo estos sacrificios, pues tanto y más que todos comprendo y se el

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